Willy Uribe, uno de los grandes nombres de la cultura surf de este país, o mejor dicho, de la cultura a secas, se ha avenido a contestar unas preguntas para el blog. Para mí Willy es un buen tipo, admirable en muchos sentidos. En primer lugar, por ser fiel a sí mismo y convertir su pasión -la escritura- en oficio. En segundo lugar, por alzar la voz y dar un paso adelante ante las situaciones injustas que hoy atenazan a nuestra sociedad. Y en tercer lugar, por compartir conmigo y con muchos de vosotros la visión del mundo de los que cogemos olas. Uno de los nuestros, sin duda.
¿Cómo ha sido la evolución del Willy Uribe surfista, fotógrafo y periodista accidental de surf al Willy Uribe actual, escritor destacado en el género de novela negra en nuestro país?
La escritura y el surf llegaron juntos, en 1977. La fotografía en 1984. Han sido esas tres disciplinas, escritura, surf y fotografía, las que me han llevado hasta lo que soy ahora como persona y como creador. Nunca me he separado de ellas, unas veces más a fondo con una, otras con otra, pero siempre alrededor de todas ellas. Eso acaba creando una simbiosis donde cada disciplina alimenta a las dos restantes. En este momento, la batuta la lleva la escritura.
En mi modestísima opinión se percibe un salto cualitativo importante entre “Crónicas del Salitre” y “Nanga”. Ésta es para mí una gran novela de aventuras, como un Conrad traído al presente, más directo y concreto. ¿Cómo lo ves tú?, ¿fue “Nanga” el libro que te convirtió definitivamente en escritor?
Tal vez parezca soberbia, pero ya me sentía escritor con quince años. De todos modos, Nanga sí significó un salto importante. Crónicas del salitre es una recopilación de crónicas breves y reportajes espaciados en el tiempo en su elaboración, mientras que Nanga es una pieza narrativa compacta y escrita en unos pocos meses. Hasta entonces mi ritmo narrativo no me llevaba más allá del relato, pero con Nanga ese ritmo se prolongó. Tenía una buena historia en mente y aún tenía fresco un viaje hasta las islas Hinako en el que atravesamos en ida y vuelta Sumatra y Nias. Es decir, tenía el tema y el escenario, y nada más comenzar a escribir supe que Lope Urrutia me brindaría algo más que un relato largo (lo que en realidad son Doce poemas de amor en Zicatela y Más allá de Al Ganzug). Por supuesto, Lope de Aguirre y Conrad estaban en mi mente, pero también, y de un modo importante, el ritmo y el pulso de una gran novela de Graham Greene titulada El americano impasible. Tras escribir y publicar Nanga, supe que cada novela que encarara sería una nueva experiencia que me enriquecería como escritor. Así ha sido hasta la fecha.
¿Y cómo funciona?, quiero decir ¿cómo se consigue hoy día publicar una novela?
Hay varios modos. Yo solo puedo hablar del que consiste en trabajar cada novela lo máximo y mejor que pueda para presentársela a mi editor sabiendo que es un trabajo redondo. Tengo muchas cosas escritas, pero no presento nada de lo que dude solo un poco. Si no tienes editor, el proceso es exactamente el mismo.
¿Qué relación mantienes con sigueleyendo.es? ¿Es la autopublicación en digital el futuro de los escritores o sólo es una opción para los noveles?
Sigueleyendo es una editorial digital creada por la escritora y periodista Cristina Fallarás, y también un colectivo de expresión artística y política donde tienen cabida un amplio número de creadores y activistas. Cuando hace un par de años y medio Cristina Fallarás me llamó y me dijo que estaba haciendo equipo para sustentar lo que entonces era un proyecto, no lo dudé un segundo y me subí al barco.
Sé algo de autoedición en papel, pero muy poco de autoedición digital. Por el trabajo que veo a mis compañeros con el catálogo de Sigueleyendo, con tanto formato, tanta plataforma, códigos, distribuidor web y demás, no es una tarea sencilla. Hacer eso de un modo autónomo, y hacerlo bien y que tu libro se mueva y se venda por la web, es complicado. Por mi parte, como aborrezco los formatos digitales para lecturas largas y quiero lo mejor para mis lectores, seguiré autoeditando algunos libros en papel. Autoeditarse no es una humillación para el autor. Respecto a valorar la calidad de lo autoeditado (ya sea digital o papel), ya se encargan las ventas posteriores y el sentido común del autor.
Siguiendo con tus libros, “Sé que mi padre decía” incluye un personaje atroz, ex miembro de ETA. Has manifestado en muchas ocasiones tu rebeldía respecto a la situación social del País Vasco, bajo la constante presión de las reivindicaciones políticas y la violencia. ¿Crees que las cosas están cambiando o todo es un espejismo que oculta la incapacidad de las partes para normalizar la situación?
ETA ya era pasado hace años. Ahora mucho más. El verdadero problema en este momento son los centenares de presos de la banda terrorista condenados y encarcelados. Cada uno de esos centenares de presos tiene centenares de amigos y familiares deseando verle en libertad. Luego, hay millones de ciudadanos para quienes ETA ha causado tanto sufrimiento que toda condena es poca. El trabajo ahora es cerrar la herida sin olvidar todo lo que dolió. ¿Cómo se hace eso? Desde luego, no con posturas inmovilistas. ETA (y con ella su colectivo de presos) debe disolverse de inmediato y ante las cámaras. Seguido, el gobierno español aplicar vías de reinserción individual y cumplir la ley en cuanto a los derechos de los presos. Y por presos me refiero a todos los presos de este país, no solo los miembros o colaboradores de la banda terrorista.
Sí, estamos de acuerdo en la aparente sencillez de la solución y es desesperante ver que nunca llega. Con todo, El País Vasco forma parte del paisaje de tus novelas, salpicando obras enteras, personajes o situaciones. ¿Es eso una forma de reivindicación o simplemente es escribir sobre lo que uno conoce?
No puedo reivindicar ninguna tierra. Sencillamente no me pertenece. Pero siempre se avanza más seguro sobre terreno conocido. En realidad es un recurso narrativo muy sencillo. Al conocer el escenario y algunos caracteres puedo centrarme más en otros aspectos de la narración porque sé que el ambiente y las acciones de esos personajes se incorporarán al relato de un modo casi natural. En Cuadrante Las Planas, por ejemplo, gran parte de la novela transcurre en un terreno imaginado. Hacerme con el paisaje y los personajes me costó mucha tinta.
En “Revancha” retrataste una clase acomodada de la España de antes de la crisis. Una clase sin ética ni principios claros. Una clase que parece haber desaparecido del mapa con la situación económica actual. ¿Qué opinas sobre eso?
Esa clase no desaparece nunca. La Prepotencia Avariciosa es una víbora muy española. A unos pocos les pica la bicha, a otros muchos no, pero les sufrimos que no veas. Ahora mismo parte de esa clase está en letargo y la otra recogiendo beneficios.
Al hilo de la pregunta anterior, y del retroceso en derechos que estamos sufriendo en este país a causa de la crisis, tu faceta de activista es muy conocida. ¿Sirve para algo gritar, molestar y reivindicar o estamos ante una batalla perdida?
Lo que no sirve de nada para mejorar esta sociedad es quedarse en casa acojonado. Si eres indiferente, pues mira, es una putada y qué le vamos a hacer, pero si te queda algo de rebeldía e inconformismo, no lo dudes y ocupa las calles y las plazas, acude a las manifestaciones, actúa en las redes sociales, en tu barrio o pueblo, grita, molesta, reivindica, organízate.
Confieso que la pequeña entrevista que concediste a SecciónAbierta cuando estabas en huelga de hambre por el caso del indulto a David Reboredo me removió algo más que la conciencia y casi comparto esas lágrimas del final cuando todo se quebró. ¿Cómo fue aquello? ¿Dirías que fue una victoria demasiado costosa?
Entre la decisión de ponerme en huelga de hambre y comenzar a no ingerir alimento apenas mediaron dos o tres días. También fue una decisión fulminante. Después llegó la lonja del Raval en diciembre, los golpes del hambre los primeros diez días. Pero siempre bien acompañado, con muy buen humor. La noticia de la injusticia cometida con David Reboredo comenzó a rodar, sobre todo en redes sociales y medios de comunicación digitales, y eso me dio mucho ánimo. También hubo momentos de bajón, por supuesto, y la debilidad y la falta de grasas eran evidentes al cabo de tres semanas, pero al final logramos que David abandonara la prisión y hoy en día su situación judicial ha mejorado considerablemente.
Está claro que algo cambió y que el tema de los indultos subió a primera línea de debate durante un tiempo. Recientemente el juez Gómez Bermúdez denunció en televisión que la ley de indultos española es antidemocrática. ¿Crees que cambiará o seguirá siendo un instrumento del poder para recompensar a sus cabezas de turco?
La Ley del Indulto es antidemocrática, inconstitucional, medieval y erosiona gravemente el reparto de poderes. Pero eso, ¿qué les importa a los gobernantes españoles? Les importa un carajo. Pueden librar de la cárcel a sus cómplices y colaboradores, incluso a ellos mismos. En el tema del indulto todos los gobiernos españoles han actuado como una banda mafiosa.
Nos ha tocado vivir tiempos difíciles, pero ¿crees que traerá algo bueno esta situación? ¿Piensas que la sociedad madurará a pesar de sus gobernantes y los poderes en la sombra y tomará el mando pacíficamente?
Hay un camino para mejorar, pero aún no lo conocemos. Lo que sí conocemos, en cambio, es a una clase política corrompida en lo ético y en lo económico. Creo que en España hace falta que la casta política de la Transición se largue de la escena de una vez por todas. Han fracasado, pero se niegan a reconocerlo.
Un cínico político norteamericano dijo una vez: “En política hay dos cosas importantes. La primera es el dinero, la segunda no me acuerdo”. Y Eduardo Zaplana, político español, dijo que estaba en política para forrarse. La única manera de que una sociedad progrese en igualdad y respeto es un sólido sistema educativo. España, en este momento, está desmantelando su educación porque la mezquindad y el latrocinio de personas como Eduardo Zaplana y tantos otros políticos, empresarios y financieros han vaciado la caja común. Y en esa caja no solo había dinero, sino dignidad y futuro. Por eso, la nueva izquierda que ha surgido en los países del sur de Europa no debe jamás dejar de lado la opción de alcanzar el poder político. Se deben superar ambigüedades y prepararse para tomar el poder y acabar con esa financialización de la política que impera en este momento.
Tiempos convulsos, activismo, literatura negra... ¿Qué significa el surf para ti en medio de todo eso?
Tiene varios significados, uno básico es el del silencio (como burbuja aislante y aunque sea tan solo por un par de horas). Uno de mis escenarios preferidos para el surf es el que proporciona un pico solitario un día de olas pequeñas con cielo encapotado y poco viento. En esos momentos puedes escuchar el silencio, incluso respirarlo. Pero eso cada año que pasa viene siendo más complicado. Y si no encuentro ese silencio debo buscarlo, aunque se encuentre fuera del surf. Entonces, ahí está la montaña. Me gustaba mucho de chaval y voy a retomarla.
En este blog aparecen manifestaciones artísticas relacionadas con el surf de muchos mundos diferentes: comercial, independiente, personal, colectivo,... pero sobretodo de tipos muy jóvenes. Nuestra subcultura parece más activa que nunca. ¿Cómo lo ves tú desde -si me lo permites- esa madurez tranquila del que ya pasó por eso?
Bueno, en estos momentos yo no podría hablar de tranquilidad en mi vida. Estos últimos seis meses han sido los más intensos de mi vida; afronté una huelga de hambre; acordé un divorcio; cambié de espacio vital; llegué de la playa a una habitación en una gran ciudad; la crisis golpea duro. Pero la vida pone a mi lado personas admirables y yo quiero apoyarme en ellas. Además, siempre continuaré aprendiendo y sorprendiéndome. Y eso incluye todos los rangos de edad de mis semejantes, más aún esa gente que anda entre los quince y los veinticinco. Recuerdo esa edad como un volcán de creatividad, y me habría gustado mucho que la gente mayor hubiera prestado más atención a lo que tenía que decir. Pero bueno, ahí ya entramos en aspectos propios del proceso creativo; los años en los que el artista comienza a forjarse son los más complicados porque es cuando más desprotegido se está. La clave es disfrutar y creer con pasión en lo que haces y lo que puedes llegar a hacer si no renuncias. Y en esto último, en lo que respecta al apasionamiento, el surf es una escuela de vida inmejorable.
Hay un pasaje de “El Gran Miércoles” de Millius y Aaberg, cuando Sally, que viene del interior, habla con Jack que ha vivido siempre en la costa: “Esto es muy distinto [...] allí ser joven era algo que tenías que hacer antes de crecer. Aquí, bueno, aquí es todo”. ¿En qué plano queda el surfing después de eso? ¿Cómo es para ti que ya estás frisando los 50?
En aquellos años los USA adoraban a la juventud. El país vivía una guerra casi continua desde la II Guerra Mundial, con Corea y Vietnam como batallas principales. Un país en guerra siempre glorifica su juventud, sobre todo la masculina, no en vano es la carne de cañón y hay que insuflarle moral y esas vainas nacionalistas. Por eso la propaganda entra a saco en ello. Mira sino la imaginería nazi o soviética en los años de guerra. No es extraño que Millius y Aaaberg lo reflejaran en el guión y en la fotografía del film. Cuando a veces comento que El Gran Miércoles tiene numerosas pinceladas de gloria al sistema capitalista, no lo digo por decir. Por eso tampoco extrañará que afirme que el propio surf, en numerosas ocasiones, también es utilizado publicitariamente en ese sentido.
En cuanto al surf y me relación con él, en este momento lo veo como a un compañero que me ha dado mucho. Sé que siempre estará ahí. Cuando yo quiera darme un baño, con medio metro guarro o con dos metritos y viento de cara, él estará allí. Por mi parte, y aunque entre ya de cuando en cuando, espero responderle y estar en forma para cuando nos encontremos de nuevo.
“Las olas rompían sobre el codo del arrecife como si estuvieran trazadas con tiralíneas; lomos azules que llegaban de los más profundo del océano austral y reventaban en blanco al entrar en contacto con las barras de coral. Un anciano se acercó con discreción por la mañana y dejó ante la puerta un cesto con comida y una jarra de agua. Le di las gracias y quise hablar con él, pero con el mismo recato con el que llegó se marchó pendiente abajo, hundiendo la cabeza entre los hombros. Yo era Nanga de nuevo, Nanga de continuo, una sensación, un alejamiento que comenzaba a larvar en mi interior. Ya no era el pacífico extranjero que busca la paz, sino una sombra a la que temer oculta en las gargantas de Dubelo”
¿Cómo se siente uno al parir un párrafo semejante? ¿Terminas y sientes la misma emoción que sentimos los que lo leemos después?
Me involucro a fondo cuando narro en primera persona. Es como escribir con un buzo de trabajo y un cincel. No hay novela en esa clave en la que no haya llorado en algún momento durante el proceso de escritura. Es un trabajo exigente y laborioso donde hago mío al personaje y lo voy interpretando con sinceridad a medida que me adentro en la narración. Como escribo en sesiones cerradas de una o dos semanas, unas doce horas al día, el nivel de concentración que alcanzo es elevado. De cuando en cuando hay crestas creativas que llegan porque estás en ello, porque te empeñas. Son pequeñas perlas que brotan como brotan las perlas, siempre a partir de un grano de arena, es decir, de encontrar un obstáculo y convertirlo en una cualidad.
Hay quien me ha dicho que esa implicación va tan a fondo que toda mi obra parece autobiográfica, pero por mucho que narre en primera persona eso no es cierto. Quien quiera seguir mi vida a través de mis novelas o relatos lo tiene muy complicado. Lo que de verdad alimenta mi obra son mis fantasmas, toda la ficción que pueda crear en base a mí mismo y a los demás.
Pues sin desearte ningún mal, espero que los fantasmas sigan visitándote a menudo ;-) Para terminar, ¿qué planes tienes (si es que hacer planes tiene algún sentido hoy día) para el futuro inmediato? ¿Cuál será la próxima novela de Willy Uribe?
En cuanto a lo literario, a comienzos de septiembre de este año publico con Los Libros del Lince El último viaje del Omphalos, una novela donde exploro el cumplimiento del deber y los extremos a los que puede llevar el empecinamiento en cumplirlo. Un grupo de marineros españoles se encuentra retenido en un mercante en Guinea Bissau en 1986 y han sido abandonados a su suerte por la naviera y el gobierno. Un puñado de hombres luchando por sobrevivir, un tema clásico de la literatura de viajes que deseaba explorar.
También, en octubre se publica la versión francesa de Los que hemos amado. Y mi agente está trabajando la posibilidad de traducciones al inglés y al alemán. Escribir una novela y tener la posibilidad de publicarla en tres o cuatro idiomas mejoraría un huevo mi desastroso estado económico actual.
En cuanto a mí, como soy una persona de ideas sencillas, mis planes consisten en vivir, escribir y disfrutar, y luchar contra quien nos pierda el respeto y trate de arrebatarnos la libertad.
Muchas gracias por responder a las preguntas. Ha sido un auténtico placer contar contigo en este espacio.
Más cosas de Willy Uribe en:
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¿Cómo ha sido la evolución del Willy Uribe surfista, fotógrafo y periodista accidental de surf al Willy Uribe actual, escritor destacado en el género de novela negra en nuestro país?
La escritura y el surf llegaron juntos, en 1977. La fotografía en 1984. Han sido esas tres disciplinas, escritura, surf y fotografía, las que me han llevado hasta lo que soy ahora como persona y como creador. Nunca me he separado de ellas, unas veces más a fondo con una, otras con otra, pero siempre alrededor de todas ellas. Eso acaba creando una simbiosis donde cada disciplina alimenta a las dos restantes. En este momento, la batuta la lleva la escritura.
En mi modestísima opinión se percibe un salto cualitativo importante entre “Crónicas del Salitre” y “Nanga”. Ésta es para mí una gran novela de aventuras, como un Conrad traído al presente, más directo y concreto. ¿Cómo lo ves tú?, ¿fue “Nanga” el libro que te convirtió definitivamente en escritor?
Tal vez parezca soberbia, pero ya me sentía escritor con quince años. De todos modos, Nanga sí significó un salto importante. Crónicas del salitre es una recopilación de crónicas breves y reportajes espaciados en el tiempo en su elaboración, mientras que Nanga es una pieza narrativa compacta y escrita en unos pocos meses. Hasta entonces mi ritmo narrativo no me llevaba más allá del relato, pero con Nanga ese ritmo se prolongó. Tenía una buena historia en mente y aún tenía fresco un viaje hasta las islas Hinako en el que atravesamos en ida y vuelta Sumatra y Nias. Es decir, tenía el tema y el escenario, y nada más comenzar a escribir supe que Lope Urrutia me brindaría algo más que un relato largo (lo que en realidad son Doce poemas de amor en Zicatela y Más allá de Al Ganzug). Por supuesto, Lope de Aguirre y Conrad estaban en mi mente, pero también, y de un modo importante, el ritmo y el pulso de una gran novela de Graham Greene titulada El americano impasible. Tras escribir y publicar Nanga, supe que cada novela que encarara sería una nueva experiencia que me enriquecería como escritor. Así ha sido hasta la fecha.
¿Y cómo funciona?, quiero decir ¿cómo se consigue hoy día publicar una novela?
Hay varios modos. Yo solo puedo hablar del que consiste en trabajar cada novela lo máximo y mejor que pueda para presentársela a mi editor sabiendo que es un trabajo redondo. Tengo muchas cosas escritas, pero no presento nada de lo que dude solo un poco. Si no tienes editor, el proceso es exactamente el mismo.
¿Qué relación mantienes con sigueleyendo.es? ¿Es la autopublicación en digital el futuro de los escritores o sólo es una opción para los noveles?
Sigueleyendo es una editorial digital creada por la escritora y periodista Cristina Fallarás, y también un colectivo de expresión artística y política donde tienen cabida un amplio número de creadores y activistas. Cuando hace un par de años y medio Cristina Fallarás me llamó y me dijo que estaba haciendo equipo para sustentar lo que entonces era un proyecto, no lo dudé un segundo y me subí al barco.
Sé algo de autoedición en papel, pero muy poco de autoedición digital. Por el trabajo que veo a mis compañeros con el catálogo de Sigueleyendo, con tanto formato, tanta plataforma, códigos, distribuidor web y demás, no es una tarea sencilla. Hacer eso de un modo autónomo, y hacerlo bien y que tu libro se mueva y se venda por la web, es complicado. Por mi parte, como aborrezco los formatos digitales para lecturas largas y quiero lo mejor para mis lectores, seguiré autoeditando algunos libros en papel. Autoeditarse no es una humillación para el autor. Respecto a valorar la calidad de lo autoeditado (ya sea digital o papel), ya se encargan las ventas posteriores y el sentido común del autor.
Siguiendo con tus libros, “Sé que mi padre decía” incluye un personaje atroz, ex miembro de ETA. Has manifestado en muchas ocasiones tu rebeldía respecto a la situación social del País Vasco, bajo la constante presión de las reivindicaciones políticas y la violencia. ¿Crees que las cosas están cambiando o todo es un espejismo que oculta la incapacidad de las partes para normalizar la situación?
ETA ya era pasado hace años. Ahora mucho más. El verdadero problema en este momento son los centenares de presos de la banda terrorista condenados y encarcelados. Cada uno de esos centenares de presos tiene centenares de amigos y familiares deseando verle en libertad. Luego, hay millones de ciudadanos para quienes ETA ha causado tanto sufrimiento que toda condena es poca. El trabajo ahora es cerrar la herida sin olvidar todo lo que dolió. ¿Cómo se hace eso? Desde luego, no con posturas inmovilistas. ETA (y con ella su colectivo de presos) debe disolverse de inmediato y ante las cámaras. Seguido, el gobierno español aplicar vías de reinserción individual y cumplir la ley en cuanto a los derechos de los presos. Y por presos me refiero a todos los presos de este país, no solo los miembros o colaboradores de la banda terrorista.
Sí, estamos de acuerdo en la aparente sencillez de la solución y es desesperante ver que nunca llega. Con todo, El País Vasco forma parte del paisaje de tus novelas, salpicando obras enteras, personajes o situaciones. ¿Es eso una forma de reivindicación o simplemente es escribir sobre lo que uno conoce?
No puedo reivindicar ninguna tierra. Sencillamente no me pertenece. Pero siempre se avanza más seguro sobre terreno conocido. En realidad es un recurso narrativo muy sencillo. Al conocer el escenario y algunos caracteres puedo centrarme más en otros aspectos de la narración porque sé que el ambiente y las acciones de esos personajes se incorporarán al relato de un modo casi natural. En Cuadrante Las Planas, por ejemplo, gran parte de la novela transcurre en un terreno imaginado. Hacerme con el paisaje y los personajes me costó mucha tinta.
En “Revancha” retrataste una clase acomodada de la España de antes de la crisis. Una clase sin ética ni principios claros. Una clase que parece haber desaparecido del mapa con la situación económica actual. ¿Qué opinas sobre eso?
Esa clase no desaparece nunca. La Prepotencia Avariciosa es una víbora muy española. A unos pocos les pica la bicha, a otros muchos no, pero les sufrimos que no veas. Ahora mismo parte de esa clase está en letargo y la otra recogiendo beneficios.
Al hilo de la pregunta anterior, y del retroceso en derechos que estamos sufriendo en este país a causa de la crisis, tu faceta de activista es muy conocida. ¿Sirve para algo gritar, molestar y reivindicar o estamos ante una batalla perdida?
Lo que no sirve de nada para mejorar esta sociedad es quedarse en casa acojonado. Si eres indiferente, pues mira, es una putada y qué le vamos a hacer, pero si te queda algo de rebeldía e inconformismo, no lo dudes y ocupa las calles y las plazas, acude a las manifestaciones, actúa en las redes sociales, en tu barrio o pueblo, grita, molesta, reivindica, organízate.
Confieso que la pequeña entrevista que concediste a SecciónAbierta cuando estabas en huelga de hambre por el caso del indulto a David Reboredo me removió algo más que la conciencia y casi comparto esas lágrimas del final cuando todo se quebró. ¿Cómo fue aquello? ¿Dirías que fue una victoria demasiado costosa?
Entre la decisión de ponerme en huelga de hambre y comenzar a no ingerir alimento apenas mediaron dos o tres días. También fue una decisión fulminante. Después llegó la lonja del Raval en diciembre, los golpes del hambre los primeros diez días. Pero siempre bien acompañado, con muy buen humor. La noticia de la injusticia cometida con David Reboredo comenzó a rodar, sobre todo en redes sociales y medios de comunicación digitales, y eso me dio mucho ánimo. También hubo momentos de bajón, por supuesto, y la debilidad y la falta de grasas eran evidentes al cabo de tres semanas, pero al final logramos que David abandonara la prisión y hoy en día su situación judicial ha mejorado considerablemente.
Está claro que algo cambió y que el tema de los indultos subió a primera línea de debate durante un tiempo. Recientemente el juez Gómez Bermúdez denunció en televisión que la ley de indultos española es antidemocrática. ¿Crees que cambiará o seguirá siendo un instrumento del poder para recompensar a sus cabezas de turco?
La Ley del Indulto es antidemocrática, inconstitucional, medieval y erosiona gravemente el reparto de poderes. Pero eso, ¿qué les importa a los gobernantes españoles? Les importa un carajo. Pueden librar de la cárcel a sus cómplices y colaboradores, incluso a ellos mismos. En el tema del indulto todos los gobiernos españoles han actuado como una banda mafiosa.
Nos ha tocado vivir tiempos difíciles, pero ¿crees que traerá algo bueno esta situación? ¿Piensas que la sociedad madurará a pesar de sus gobernantes y los poderes en la sombra y tomará el mando pacíficamente?
Hay un camino para mejorar, pero aún no lo conocemos. Lo que sí conocemos, en cambio, es a una clase política corrompida en lo ético y en lo económico. Creo que en España hace falta que la casta política de la Transición se largue de la escena de una vez por todas. Han fracasado, pero se niegan a reconocerlo.
Un cínico político norteamericano dijo una vez: “En política hay dos cosas importantes. La primera es el dinero, la segunda no me acuerdo”. Y Eduardo Zaplana, político español, dijo que estaba en política para forrarse. La única manera de que una sociedad progrese en igualdad y respeto es un sólido sistema educativo. España, en este momento, está desmantelando su educación porque la mezquindad y el latrocinio de personas como Eduardo Zaplana y tantos otros políticos, empresarios y financieros han vaciado la caja común. Y en esa caja no solo había dinero, sino dignidad y futuro. Por eso, la nueva izquierda que ha surgido en los países del sur de Europa no debe jamás dejar de lado la opción de alcanzar el poder político. Se deben superar ambigüedades y prepararse para tomar el poder y acabar con esa financialización de la política que impera en este momento.
Tiempos convulsos, activismo, literatura negra... ¿Qué significa el surf para ti en medio de todo eso?
Tiene varios significados, uno básico es el del silencio (como burbuja aislante y aunque sea tan solo por un par de horas). Uno de mis escenarios preferidos para el surf es el que proporciona un pico solitario un día de olas pequeñas con cielo encapotado y poco viento. En esos momentos puedes escuchar el silencio, incluso respirarlo. Pero eso cada año que pasa viene siendo más complicado. Y si no encuentro ese silencio debo buscarlo, aunque se encuentre fuera del surf. Entonces, ahí está la montaña. Me gustaba mucho de chaval y voy a retomarla.
En este blog aparecen manifestaciones artísticas relacionadas con el surf de muchos mundos diferentes: comercial, independiente, personal, colectivo,... pero sobretodo de tipos muy jóvenes. Nuestra subcultura parece más activa que nunca. ¿Cómo lo ves tú desde -si me lo permites- esa madurez tranquila del que ya pasó por eso?
Bueno, en estos momentos yo no podría hablar de tranquilidad en mi vida. Estos últimos seis meses han sido los más intensos de mi vida; afronté una huelga de hambre; acordé un divorcio; cambié de espacio vital; llegué de la playa a una habitación en una gran ciudad; la crisis golpea duro. Pero la vida pone a mi lado personas admirables y yo quiero apoyarme en ellas. Además, siempre continuaré aprendiendo y sorprendiéndome. Y eso incluye todos los rangos de edad de mis semejantes, más aún esa gente que anda entre los quince y los veinticinco. Recuerdo esa edad como un volcán de creatividad, y me habría gustado mucho que la gente mayor hubiera prestado más atención a lo que tenía que decir. Pero bueno, ahí ya entramos en aspectos propios del proceso creativo; los años en los que el artista comienza a forjarse son los más complicados porque es cuando más desprotegido se está. La clave es disfrutar y creer con pasión en lo que haces y lo que puedes llegar a hacer si no renuncias. Y en esto último, en lo que respecta al apasionamiento, el surf es una escuela de vida inmejorable.
Hay un pasaje de “El Gran Miércoles” de Millius y Aaberg, cuando Sally, que viene del interior, habla con Jack que ha vivido siempre en la costa: “Esto es muy distinto [...] allí ser joven era algo que tenías que hacer antes de crecer. Aquí, bueno, aquí es todo”. ¿En qué plano queda el surfing después de eso? ¿Cómo es para ti que ya estás frisando los 50?
En aquellos años los USA adoraban a la juventud. El país vivía una guerra casi continua desde la II Guerra Mundial, con Corea y Vietnam como batallas principales. Un país en guerra siempre glorifica su juventud, sobre todo la masculina, no en vano es la carne de cañón y hay que insuflarle moral y esas vainas nacionalistas. Por eso la propaganda entra a saco en ello. Mira sino la imaginería nazi o soviética en los años de guerra. No es extraño que Millius y Aaaberg lo reflejaran en el guión y en la fotografía del film. Cuando a veces comento que El Gran Miércoles tiene numerosas pinceladas de gloria al sistema capitalista, no lo digo por decir. Por eso tampoco extrañará que afirme que el propio surf, en numerosas ocasiones, también es utilizado publicitariamente en ese sentido.
En cuanto al surf y me relación con él, en este momento lo veo como a un compañero que me ha dado mucho. Sé que siempre estará ahí. Cuando yo quiera darme un baño, con medio metro guarro o con dos metritos y viento de cara, él estará allí. Por mi parte, y aunque entre ya de cuando en cuando, espero responderle y estar en forma para cuando nos encontremos de nuevo.
“Las olas rompían sobre el codo del arrecife como si estuvieran trazadas con tiralíneas; lomos azules que llegaban de los más profundo del océano austral y reventaban en blanco al entrar en contacto con las barras de coral. Un anciano se acercó con discreción por la mañana y dejó ante la puerta un cesto con comida y una jarra de agua. Le di las gracias y quise hablar con él, pero con el mismo recato con el que llegó se marchó pendiente abajo, hundiendo la cabeza entre los hombros. Yo era Nanga de nuevo, Nanga de continuo, una sensación, un alejamiento que comenzaba a larvar en mi interior. Ya no era el pacífico extranjero que busca la paz, sino una sombra a la que temer oculta en las gargantas de Dubelo”
¿Cómo se siente uno al parir un párrafo semejante? ¿Terminas y sientes la misma emoción que sentimos los que lo leemos después?
Me involucro a fondo cuando narro en primera persona. Es como escribir con un buzo de trabajo y un cincel. No hay novela en esa clave en la que no haya llorado en algún momento durante el proceso de escritura. Es un trabajo exigente y laborioso donde hago mío al personaje y lo voy interpretando con sinceridad a medida que me adentro en la narración. Como escribo en sesiones cerradas de una o dos semanas, unas doce horas al día, el nivel de concentración que alcanzo es elevado. De cuando en cuando hay crestas creativas que llegan porque estás en ello, porque te empeñas. Son pequeñas perlas que brotan como brotan las perlas, siempre a partir de un grano de arena, es decir, de encontrar un obstáculo y convertirlo en una cualidad.
Hay quien me ha dicho que esa implicación va tan a fondo que toda mi obra parece autobiográfica, pero por mucho que narre en primera persona eso no es cierto. Quien quiera seguir mi vida a través de mis novelas o relatos lo tiene muy complicado. Lo que de verdad alimenta mi obra son mis fantasmas, toda la ficción que pueda crear en base a mí mismo y a los demás.
Pues sin desearte ningún mal, espero que los fantasmas sigan visitándote a menudo ;-) Para terminar, ¿qué planes tienes (si es que hacer planes tiene algún sentido hoy día) para el futuro inmediato? ¿Cuál será la próxima novela de Willy Uribe?
En cuanto a lo literario, a comienzos de septiembre de este año publico con Los Libros del Lince El último viaje del Omphalos, una novela donde exploro el cumplimiento del deber y los extremos a los que puede llevar el empecinamiento en cumplirlo. Un grupo de marineros españoles se encuentra retenido en un mercante en Guinea Bissau en 1986 y han sido abandonados a su suerte por la naviera y el gobierno. Un puñado de hombres luchando por sobrevivir, un tema clásico de la literatura de viajes que deseaba explorar.
También, en octubre se publica la versión francesa de Los que hemos amado. Y mi agente está trabajando la posibilidad de traducciones al inglés y al alemán. Escribir una novela y tener la posibilidad de publicarla en tres o cuatro idiomas mejoraría un huevo mi desastroso estado económico actual.
En cuanto a mí, como soy una persona de ideas sencillas, mis planes consisten en vivir, escribir y disfrutar, y luchar contra quien nos pierda el respeto y trate de arrebatarnos la libertad.
Muchas gracias por responder a las preguntas. Ha sido un auténtico placer contar contigo en este espacio.
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1 Comentarios
Bravo Uribe.
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