Las calmas de enero son un fenómeno misterioso. Las altas presiones empujan el nivel del mar hacia abajo y la costa, normalmente inmutable, cambia de manera sorprendente. Aparecen rocas a flor de superficie que permanecen ocultas el resto del año, se crean olas donde no las había y desparecen o se transforman las que ya existían, las corrientes se avivan y cambian de dirección.
Son días inciertos para el surf puesto que el mar está "raro". Esta vaguedad, "raro", es perfectamente comprensible en el ámbito de nuestro deporte. Si alguien dice que el baño fue bien, pero que el mar estaba "raro", no hace falta decir más: mar revuelto, desorden, corrientes, olas que cierran o babean cuando parecían abrir... en definitiva, "raro".
El baño de ayer fue así. Con todo, estar lejos de la ciudad, ver atardecer desde el pico, con esa luz tan especial que tienen los días de invierno, y disfrutar de algunas olas en un ambiente relajado, siempre merece la pena.
Son días inciertos para el surf puesto que el mar está "raro". Esta vaguedad, "raro", es perfectamente comprensible en el ámbito de nuestro deporte. Si alguien dice que el baño fue bien, pero que el mar estaba "raro", no hace falta decir más: mar revuelto, desorden, corrientes, olas que cierran o babean cuando parecían abrir... en definitiva, "raro".
El baño de ayer fue así. Con todo, estar lejos de la ciudad, ver atardecer desde el pico, con esa luz tan especial que tienen los días de invierno, y disfrutar de algunas olas en un ambiente relajado, siempre merece la pena.
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