Stefan Zweig es uno de mis autores preferidos. En su obra "El mundo de ayer", publicada tras su muerte, hace un recorrido por la Europa de las dos grandes guerras que él vivió en primera persona. Estos dos acontecimientos históricos marcaron de manera trágica el rumbo de nuestro continente y Zweig describe con una prosa tan elegante como eficaz el sentimiento de alienación que le produjeron ambas contiendas.
La sensación más notable que sintió ante el inicio del primer conflicto fue incredulidad. El vivir el momento como ajeno a él. El pensar que, aunque todo se obstinaba en indicar lo contrario, no era posible que una sociedad civilizada entrase en semejante disparate, se arrojara a ese oscuro abismo. El creer que un aliento de humanidad cambiaría el curso de la Historia en el último momento.
Evidentemente no fue así. La Primera Guerra Mundial acabó con la vida de 8 millones de personas (wp). Para Zweig el advenimiento de la Segunda fue aún peor. Por quiénes la motivaron, por las razones que esgrimieron y por la repetida derrota de la Humanidad en su vano intento de impedir otro infierno en la Tierra. Una vez más no llegó la salvación en el último momento. En la segunda gran guerra murieron entre 50 y 70 millones de personas (wp). Un incremento atroz. Pero lo peor, lo que de verdad nos hizo avegonzar como especie, fue caer de nuevo en el mismo agujero. Tropezar de nuevo en la misma piedra.
Pienso en todo esto cuando leo que se avecina un segundo "Momento Lehman" en la economía mundial. Un momento de crisis bancaria que arrastrará tras de sí a los mercados, a los estados y a los ciudadanos. Porque ahora no hay posibilidades de intervención. No hay dinero guardado para posibles contingencias. Ese dinero ya se gastó en el primer rescate a la Banca. Ahora la caja está vacía.
El paralelismo entre la sensación de Zweig ante la Segunda Guerra Mundial y el ánimo colectivo del momento actual es evidente. No hemos aprendido nada. Estamos expuestos a la inevitabilidad de los acontecimientos y nos dejamos arrastrar por el devenir de la Historia como si nos fuera ajena. Se nos viene encima otro momento trágico. Estamos a punto de repetir nuestros errores. La misma piedra ha aparecido en el horizonte y nos dirigimos de cabeza a tropezar con ella.
La sensación más notable que sintió ante el inicio del primer conflicto fue incredulidad. El vivir el momento como ajeno a él. El pensar que, aunque todo se obstinaba en indicar lo contrario, no era posible que una sociedad civilizada entrase en semejante disparate, se arrojara a ese oscuro abismo. El creer que un aliento de humanidad cambiaría el curso de la Historia en el último momento.
Evidentemente no fue así. La Primera Guerra Mundial acabó con la vida de 8 millones de personas (wp). Para Zweig el advenimiento de la Segunda fue aún peor. Por quiénes la motivaron, por las razones que esgrimieron y por la repetida derrota de la Humanidad en su vano intento de impedir otro infierno en la Tierra. Una vez más no llegó la salvación en el último momento. En la segunda gran guerra murieron entre 50 y 70 millones de personas (wp). Un incremento atroz. Pero lo peor, lo que de verdad nos hizo avegonzar como especie, fue caer de nuevo en el mismo agujero. Tropezar de nuevo en la misma piedra.
Pienso en todo esto cuando leo que se avecina un segundo "Momento Lehman" en la economía mundial. Un momento de crisis bancaria que arrastrará tras de sí a los mercados, a los estados y a los ciudadanos. Porque ahora no hay posibilidades de intervención. No hay dinero guardado para posibles contingencias. Ese dinero ya se gastó en el primer rescate a la Banca. Ahora la caja está vacía.
El paralelismo entre la sensación de Zweig ante la Segunda Guerra Mundial y el ánimo colectivo del momento actual es evidente. No hemos aprendido nada. Estamos expuestos a la inevitabilidad de los acontecimientos y nos dejamos arrastrar por el devenir de la Historia como si nos fuera ajena. Se nos viene encima otro momento trágico. Estamos a punto de repetir nuestros errores. La misma piedra ha aparecido en el horizonte y nos dirigimos de cabeza a tropezar con ella.
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2 Comentarios
Es curioso, tengo este libro en mi mesa de noche y aunque sólo he leído el prólogo del autor, ya me ha dado la sensación que el momento "plácido" que describe antes del advenimiento de la primera Gran Guerra (y supongo que de ahí esa incredulidad), podría perfectamente ser la descripción del momento anterior a la gran "crisis económica" que estamos viviendo. Seguiré leyendo, claro...
ResponderEliminarEp Anaïs! Gràcies pel comentari. "El mundo de ayer" és un llibre molt recomanable. De fet, qualsevol de Zweig ho és. Ningú ha escrit biografies com les que ell ha deixat. Si vols seguir llegint coses seves m'ho dius, a casa tenim les obres completes. No n'he llegit ni una quarta part... és lectura per a tota una vida! ;-)
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